lunes, 24 de septiembre de 2012

La Batalla del Hombre Libre (Segunda Parte)

El sol despierta en el horizonte, con tal fuerza que ya a primera hora del alba el calor es sofocante. Las cortinas, de un blanco translúcido, inmóviles ante la ausencia de una misera brisa que sofoque el bochorno, deja entrever la silueta de un ave posada en el alféizar de la ventana.

Lentamente ella libera a su amado del abrazo del sueño, se incorpora, y se percata del ave que pacientemente espera.
-"Cariño, hay algo en la ventana."
Él se despierta, besa a su amada, y mira hacia la ventana. Suavemente echa la cortina a un lado y observa al paciente cuervo, le resulta familiar. De una de sus patas desata un pequeño mensaje. El cuervo alza el vuelo.
-" Iré a la batalla. Necesitaré tu ayuda."

Mientras tanto, en otro lugar...

Una infusión, de amargo grano tostado, calienta sus manos y su garganta. Su amada bestia descansa plácidamente a sus pies. La mirada oteando el horizonte. El primer rayo de sol despierta, la nocturna oscuridad se desvanece, y a lo lejos, un cuervo se aproxima.
Con el mensaje, que el oscuro mensajero portaba, sobre la mesa, apura su deliciosa infusión. Sabe de quien es el cuervo, incluso cree saber que dice el mensaje. Desenrolla el pequeño pergamino.
-" Iré a la batalla. Necesitaré tu ayuda."

El sol se desvanece, la noche despierta, y la luna usurpa el trono en el cielo. La puerta de la celda chirría al abrirla. Sobre la ventana esperan dos lechuzas, ambas portando mensajes. Desenrolla ambos sobre la mesa, vienen a decir lo mismo.
-"Te acompañaré a la guerra. Seré tu sombra. Portaré tus tesoros. Beberemos hasta que el sol y la luna se emborrachen."
Una ligera sonrisa se dibuja en su rostro.
De repente un extraño silbido continuo atrae su atención, se gira y ve como un flecha entra por la ventana. Se le clava en el costado. La sangre no tarda en brotar. En el extremo de la flecha hay una nota.
Una vez arrancada la flecha y taponada la herida, lee el mensaje.
-"La llave es tuya, ahora paga tus deudas."

Varios días después.

-"No seré un Lannister, pero a estas alturas ya deberías saber que tarde o temprano siempre pago mis deudas. Aquí tienes."
-"Tengo entendido que no te era posible saldar esta deuda. ¿Puedo preguntar como lo has hecho?"
-"Mis negocios son asunto mio. Tu ya tienes lo que es tuyo. Estamos en paz."
De vuelta a su celda la noche acecha tras su espalda. Al entrar una lechuza le espera para entregarle un mensaje.
-"Lo siento mi hermano. La guerra ha desviado mi camino a otras tierras, no podré luchar a tu lado."

Arruinado, solo. La incertidumbre se apodera de él. Solo una cosa pasa por su mente. Es hora de invocar a la Hermandad.
Tras varios cuervos con sus correspondientes misivas, la Hermandad ha sido convocada a la guerra. No hay vuelta atrás. Todo está preparado. Es hora de marchar.

Continuará...

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