sábado, 17 de noviembre de 2012

Truth TV, el Dragón

Amanece temprano después de una noche donde pude descubrir los límites de la autosuficiencia personal. Los rayos del Sol llaman cálidamente a mi ventana, las cortinas les abren paso. Acarician mi rostro aletargado, y mis párpados se abren para recibir al nuevo día. Un día que trae con él un desagradable olor, un olor de ardiente podedumbre. Un olor de batalla.

Mis fosas nasales reconocen inmediatamente el olor, es olor a azufre. El olor inconfundible de que un dragón anda cerca. Me enfundo la armadura, la espada en mi mano para evitar sorpresas. Estoy preparado para la contienda. Una irrefrenable euforía invade mi cuerpo. Mi corazón palpita tan fuerte y rápido que el sonido que produce se podría fácilmente confundir con la marcha de los tambores a la guerra.
Deambulo incansable persiguiendo la procedencia de ese dichoso olor. Finalmente encuentro la cueva del dragón.

El lugar está en calma, doy un paso hacia el interior de la cueva. Las paredes están ennegrecidas, lo cual me indica que más de uno ha tenido un ardiente paso a la otra vida. Paso varios días explorando la cueva, examinando cada rincón, cada recoveco. No me cabe la menor duda que es una cueva de dragón. El olor, restos de grandes animales pudriendose por cada esquina, armaduras carbonizadas, espadas oxidadas, algunos huesos que supongo son de quien antes que yo osó adentrarse en este infesto agujero. Pero ni rastro del dragón. No es posible que en el tiempo que llevo aqui dentro no me haya topado con él. Está aqui, lo noto. Noto como me clava su mirada, como me observa, como me estudia. Se oculta de mi. (Solo los que realmente creais en seres mágicos podreis ver al dragón en la foto)

No puedo alargar esta busqueda más tiempo, otras batallas reclaman mi atención. Abandono la cueva para dirigirme a mi celda, un rugido se escucha en lo más profundo de la cueva cuando mis pies abandonan el lugar. No ha habido batalla, ni siquiera he podido ver la sombra de la criatura. Pero vuelvo esperanzado porque ahora se que tarde o temprano encontraré mi dragón. El dragón al que cortaré la cabeza y traerá paz y tranquilidad a mi vida.

Continuaré la búsqueda.

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