jueves, 24 de abril de 2014

Kraken

Otro día amanece en alta mar. La marea mece el navío, los quehaceres mañaneros se llevan acabo acorde con mis ordenes. El cielo está despajado, el horizonte claro como el cristal, nada hace presagiar lo que hoy nos ha de acontecer.

El vigía, en el palo más alto subido anuda la vela mayor, no tenemos lugar alguno al que ir, el tiempo que tardemos en llegar me es indiferente. Acabada su faena se queda en las alturas ojo avizor.
El contramaestre revisa el armamento, cañones, trabucos, pólvora y espadas, prepara todo por si fuese necesario. No quiere correr la misma suerte que aconteció a su predecesor.
El resto de la tripulación acomete sus labores como cada día.

Repentinamente un escalofrío recorre mi cuerpo, el vigía alerta de algo, pero no sabe muy bien de que. El mar está impertérrito, el viento arrastra un olor penetrante a muerte. Una sensación de desolación y pesadumbre al darte cuenta de que el fin de todo camino existente está frente a ti y la única opción que resta no es más que pagarle sus dos monedas al barquero, inunda los sentidos de todos los allí presentes.
Un constante tifón de agua rodea el barco, una inconmensurable sombra yace bajo la nave, un rayo de luz asoma entre las aguas que nos rodean. La voz del vigía se alza cual trueno que anuncia la tormenta.

¡¡¡KRAKEN!!!

El pánico cunde, el terror asoma en los ojos de la tripulación. Ha llegado nuestro final y lo saben.
Suelto el timón, innecesario es mantener el rumbo ahora. Me planto en cubierta, junto a la mesana, desenfundo mi espada.
"¡¡Desenfundad, marineros!! Desenfundad y luchad por vuestras vidas pues no será hoy el día en que lleguen a su fin. No será hoy el día en que vuestra historia deje de escribirse. Hoy, como hace ya miles de años, nos enfrentaremos a una muerte segura, tal y como hizo un pueblo llamado Esparta. Hoy el espíritu de sus aguerridos guerreros se reencarna en nosotros. Hoy lucharemos con valor y moriremos con honor. Hoy cenaremos en el infierno mis valientes. A las armas. ¡¡A las armas!!

Con el primer movimiento de uno de sus tentáculos sesga en dos a una de los comandantes. El contramaestre dispara los cañones a un objetivo oculto entre las olas. El vigía lanza su sable al ojo de la criatura. Acierta, de la inmensa mole de agua que nos sitia aparece la bestia. Quienes hablan de meterse en la boca del lobo jamas han visto ser igual al que tenemos ante nuestros ojos. Entre diente y diente le cabrían veinte manadas de lobos.
Dirige sus tentáculos hacia mi. Esquivo la primera acometida, pero mi sombrero sale despedido. Vuela grácilmente hasta sobrepasar la borda, reposa en el agua. Mi ceja comienza a sangrar, todo se tiñe de rojo. La segunda acometida me derriba, yazco en el suelo a su merced, la pierna izquierda no me responde. Pretende aplastarme. Ruedo sobre mi mismo, me zafo del ataque y respondo cortándole la punta del tentáculo. El vigía me ayuda a ponerme en pie. Me sostengo como buenamente puedo. La bestia brama de dolor. Por fin emerge desde el infierno del que procede. Ataca con todo. Lo que resta de tripulación blanden las espadas a mi lado.
"¡¡Con honor mis valientes!!

Nosotros no somos espartanos, nuestras gestas no serán leyenda, nosotros no cenaremos en el infierno. Porque a diferencia de aquellos guerreros legendarios, nosotros vencimos a nuestro funesto destino. Nosotros seremos a quien han de temer. Nosotros seguiremos en pie para luchar un día más. Nosotros escribiremos una página más de esta historia.
Con valor.
Con honor.

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