domingo, 16 de noviembre de 2014

Jaque Mate

Resulta curioso como al hacer referencia de un juego, considerado deporte por cierto, del que la mayoría desconoce la manera correcta de jugar, el cáliz de la conversación toma una atmósfera de intelectualidad que en el fondo no tiene nada que ver con el tema en cuestión. Solo y únicamente porque resulta más refinado expresarse con términos técnicos de estrategia militar aplicados a un juego de mesa que simplemente hacerlo de forma coloquial y cotidiana.

Totalmente cierto mi capitán, pero no logro a entender a que se debe esta reflexión en este preciso momento.
Y seguramente ninguno de vosotros lo hubiera entendido tampoco dado el panorama que ante ellos se presentaba.

En lo alto de su ocre corcel, las riendas sujetas con su mano derecha. Su brazo izquierdo reposando en la nuca del animal y él dejando caer su peso hacia adelante. La mirada alta. A su lado sus tropas, si es que así se pudiese llamar a los únicos tres que a su lado cabalgaban.
Frente a ellos hordas sin fin se perdían mucho más allá de donde la vista alcanza, la imaginación limita, y el ánimo soporta. Cubierto por un manto de grises nubes y lluvia.

Verás amigo mio. Tras todo este tiempo al servicio del que tu llamas Señor, no he caído ni una sola vez. Es más, le hice entrar en la historia de este juego al que él se dedica, conquisté territorios yermos para él, rescaté sus navíos y los mantuve a flote. Mi recompensa ha sido estar aquí, en esta tierra en ningún lugar, contigo y esos otros dos. No busco riquezas, gloria ni reconocimiento, pero bien es cierto que considero irrespetuosa su consideración para conmigo. Y por eso estaba buscando un término adecuado que definiera esta derrota.

Uno de los que con él cabalgaba huye al galope al oír sus últimas palabras.

Pero no será esta su derrota. A peores cosas se ha enfrentado capitán. Y aunque así fuera puede estar seguro que yo caeré con usted.
Así es, pero no soy yo el que va a caer.

Se yergue sobre su montura, comienza su andadura a paso lento alejándose de la batalla. El que con él conversaba sigue su paso a cierta distancia. El que resta, permanece inmóvil en su posición.

Capitán, capitán. Que pasará con él.
Pasará lo que tiene que pasar a quien ha abandonado esperanza de algo mejor en el camino. A quien se ha conformado con las migajas recibidas por quien ha dejado que dirija sus pasos. Pasará lo que nos hubiese acontecido de haber permanecido.
Solo una cosa más antes de separar nuestros caminos capitán. Se le ocurrió al fin como definirlo.

Jaque mate.

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